lunes, 19 de marzo de 2012

No-manifiesto del Día Mundial del Teatro 2012.


El Instituto de Teatro de la UNESCO celebra año con año el Día Mundial del Teatro. Este 2012 los festejos en la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT) en la Ciudad de México fueron declarados por ese instituto como los “oficiales”. Qué felicidad. Apenas en el 2004 el festejo se limitaba a la presentación de algunos ejercicios escénicos preparados por los estudiantes de segundo sin ayuda de sus profesores de actuación. Eduardo Villaseñor, el docente más entusiasta del triunvirato que en ese entonces formaba junto con Dolores Sánchez Vicario y Brisa Rossell, culminaba el día sacando al patio un reproductor portátil de discos compactos para animar a la comunidad a celebrar, pero casi nadie le hacía caso. Para el 2005 el proyecto fue complejizándose; la celebración se extendió a toda la ENAT y duró todo un día.

A partir de entonces el festejo del Día Mundial del Teatro fue volviéndose cada vez más ambicioso. Para el 2006, todo el Centro Nacional de las Artes participaba de las celebraciones, compañías no sólo nacionales, sino internacionales se interesaban en participar y poco a poco, ser parte de la jornada se volvió prestigioso y, para los que tenemos una relación con la ENAT (más aún para los que fuimos parte de las primeras versiones del festejo), motivo de rencuentro y orgullo.

Evidentemente, conforme más y más compañías se interesaban en ser parte de la programación, se imponía la necesidad de elaborar un mecanismo de selección, pero la gran virtud del Día Mundial del Teatro en la ENAT fue siempre la lucha por la inclusión. En los foros en los que cabían tres puestas en escena, se encontraba el modo de que cupieran seis.

Sin embargo desde el año pasado una extraña tendencia desplazó este espíritu. Comenzó cuando se limitó la participación de los alumnos de escuelas privadas a participar en el evento. Si bien la ENAT había consentido la participación de estudiantes del Centro Universitario de Teatro y del Colegio de Literatura Dramática y Teatro, los alumnos de Casa Azul y de la recientemente creada Licenciatura en Actuación de la Universidad de Londres, tuvieron que insistir mucho ya no para presentarse, sino para que se les diera un lugar dentro del staff. Recientemente la ENAT, instruida como institución certificadora por la Secretaría de Educación Pública, había rechazado que a la última se le concediera el Registro de Validez Oficial. Ese mismo años, el mismo fenómeno se repitió durante el Encuentro Internacional de Escuelas de Teatro. Hasta donde se podía ver, la inclusión había empezado a ceder territorio a favor de su contrario.

Este 2012 fueron rechazadas del Día Mundial del Teatro las carpetas de muchas compañías que solían participar año con año. Hasta aquí muchos dirán que exagero, que los criterios se volvieron más estrictos en razón del reconocimiento del ITI-UNESCO al que me referí arriba, que las carpetas no cumplían con los requerimientos técnicos o que yo mismo no fui seleccionado y que de haberlo estado, ahora no escribiría estas palabras. Puede ser que tengan razón. Pero también puede ser que la ENAT esté dando pequeñas muestras de una peligrosa vocación totalizadora, excluyente y elitista. Puede ser que la ENAT esté creyendo que tiene el derecho de trazar una línea que divida a los creadores escénicos mexicanos: aquí los nuestros, allá los otros; del mismo modo en el que lo han hecho el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes o el Sistema Nacional de Creadores de Arte. Más grave es saber que el Día Internacional del Teatro es organizado aún por alumnos de segundo año. ¿Quiere la ENAT que sus estudiantes aprendan desde jóvenes la importancia de dominar, rechazar y proteger un coto de poder? ¿Es ese el espíritu del Día Mundial del Teatro?
No, el Día Mundial del Teatro no puede ser un ejercicio excluyente. El Día Mundial del Teatro no sólo conmemora la práctica de este arte en todo el planeta, sino que también todas las formas de practicarlo. Tanto las grandes compañías independientes como las apoyadas por el Estado deben en ese día poder convivir con los grupos de teatro escolar, callejero, experimental e incluso amateur. Si no, ninguna diferencia se hace con los días del resto del año. El secuestro de las instituciones y de los programas públicos de teatro a manos de una pandilla de aduladores ya es bastante grave. Sería un error dejar que contamine una fecha tan noble. En ese sentido salta a la vista el festejo del año pasado en que en el Perú coordinó la emblemática compañía Cuatro Tablas bajo el lema: "todas las escuelas, todas las tendencias".

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