viernes, 10 de febrero de 2012

Los frenos del teatro, según ellos.



Quien estas palabras escribe es un sencillo profesor de teoría dramática que con su limitado talento y en el tiempo que le deja libre su actividad académica, dirige un par de compañías profesionales independientes de teatro. Sin aspirar a ningún éxito rimbombante, sino sólo a hacer lo que ama con las personas que ama, ha puesto en escena media docena de obras. Antes de cada función ha bajado a todos los santos del cielo para que las postales, los posters, los correos electrónicos, las publicaciones en las redes sociales y la publicidad de boca en boca hayan surtido efecto y el público llegue. Al final de las representaciones ha hecho las cuentas de las entradas de taquilla, ha calculado los porcentajes y ha pagado a cada actor, escenógrafo, técnico y asistente lo que le corresponde. Cuando las cosas no han ido como se esperaba –como a menudo suelen ir-, ha puesto incluso de su bolsa. Por eso este sencillo profesor de teoría dramática no deja de sorprenderse con el desgarramiento de vestiduras que ayer hicieron sus compañeros de profesión en la nota de Carlos Paul en el diario La Jornada*.

Presupuesto limitado y falta de foros que desahoguen la oferta teatral, dicen, son nuestros problemas. ¿Y lo dicen ellos? ¿Enrique Singer, David Olguín, Hugo Arrevillaga, Boris Schoemann, Juan Meliá, Richard Viqueira? Si a ellos les falta presupuesto y foros, ¿qué tanto más nos hará falta a los demás? ¿O es que estos seis caballeros hablan por nosotros, por los que no tenemos un nombre, ni administramos un teatro, ni somos funcionarios públicos, ni nos becó el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, ni hemos tenido un gran éxito en cartelera? Si lo hacen, si lo pretenden hacer siquiera, yo –que soy poco más que un amateur- les suplico que lo dejen de hacer porque ignoran la realidad de los pequeños creadores, que por más modestos, no dejan de hacer teatro profesional independiente.
Presupuesto limitado y falta de foros, dicen. ¿Cuál presupuesto? ¿Del Estado, quieren decir? Ninguna de mis compañías recibe subsidio para financiar sus producciones. De hecho, a no ser que me esté equivocando, esa es la razón por la que se le llama teatro profesional independiente, ¿no? Pero demos por hecho que me equivoco porque yo, como ya dije, poco entiendo de estas cosas. El presupuesto limitado, dicen, ha causado la desprofesionalización y migración del medio teatral. O sea, de acuerdo a esta lógica el teatro profesional independiente, debe ser dependiente o corre el riesgo de no ser profesional. ¿No hay una contradicción llamativa en esto? Además habría que entender qué es lo que están entendiendo por desprofesionalización. Aparentemente le llaman así al hecho de que las compañías tengan pocas funciones de una obra. Eso sucede, según su línea de pensamiento, porque la oferta es mucha y los espacios son pocos, y los espacios son pocos porque el presupuesto es limitado. Más salas independientes, piden, pero al mismo tiempo esperan que esas salas independientes sean apoyadas económicamente por los gobiernos locales, o sea, que sean dependientes pero independientes. Queridos señores, lamento mucho mi estupidez, pero creo que me he confundido.

Lamento más no referirme a lo que llaman migración del medio teatral, pero la desconozco. Mis compañeros en desgracia económica no han migrado de medio sino de modo –quiero decir que se dedican a otra actividad económica- y los que quieren migrar de medio, otros medios –la televisión, el cine, la radio- no les han dado tan así como así una, digamos, carta de naturalización.
Voy a intentar salir del atolladero haciendo lo único que se hacer más o menos bien: suponer. Se me ocurre, muy peregrinamente, que más foros y más dinero no va a desahogar la oferta teatral porque, perdonen mi atrevimiento, el escaparate no quiere decir consumo. Voy a poner un ejemplo pedestre como yo: un vendedor de zapatos tiene muchos zapatos. Para que todos se exhiban cambia los zapatos de los mostradores cada tercer día. Como eso no resuelve la saturación de su bodega, pide al gobierno un apoyo económico para comprar más mostradores. ¿El vendedor de zapatos resolvió su problema? ¿Qué va a pasar cuando sus proveedores le traigan más y más zapatos? ¿Pedir más y más apoyos para comprar más y más mostradores? Supongo que no. Supongo que el vendedor de zapatos debe, mejor, vender los zapatos. Supongo de ese modo, que no es la oferta lo que hay que paliar, sino incentivar la demanda.

Enrique, David, Boris, Hugo, Juan, Richard: ustedes son artistas, son funcionarios, son administradores, son becarios. Saben perfectamente bien que el problema del teatro en México no es cómo se produce, sino cómo se consume. O tal vez no lo saben. Tal vez, dado su éxito profesional, su labor burocrática, su habilidad empresarial, su financiamiento, hayan olvidado esa realidad. Si lo han olvidado, son desmemoriados; pero si la conocen, se están haciendo los locos.
Esa realidad, la de un consumo no incentivado, es la de muchos más talentosos y rigurosos que yo. Y no hablo de las compañías  -verdaderas compañías- profesionales independientes consolidadas como Nosotros Hacemos Teatro, Teatro que Danza o Teatro de Ciertos Habitantes. Hablo de creadores de base, que vienen y van en los que ustedes llaman los demasiados festivales, que se presentan por cooperación voluntaria en las Casas de Cultura, que están al fondo de las largas listas de espera de los centros culturales Helénico y del Bosque.

¿Me permites una humilde sugerencia, Carlos Paul? Habla con ellos, con los sin nombre, sin beca, sin oficina, sin teatro, sin subsidio. Probablemente ellos sepan cuáles son las necesidades del teatro profesional independiente. Supongo, claro está. Probablemente no lo sepan, pero haz el intento. Te lo sugiero, insisto, aunque puedes no hacer caso de mi sugerencia. Tú, por supuesto sabes más de estas cosas. Yo no.
A mi sólo me hacen caso mis alumnos. Y a veces ni ellos.

* La nota de Carlos Paul puede leerse en el siguiente link: http://www.jornada.unam.mx/2012/02/09/cultura/a04n1cul

3 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo!

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  2. Pero si los del 1001 sí te hacemos caso.
    Yo también estoy totalmente de acuerdo; tú sabes que me gustan mucho tus clases, leerte es como clases a larga distancia o algo así :) qué bonito blog

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  3. Gracias Sol, gracias Eva por leer.

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